Nada llama más nuestra atención que ver pelos en el desagüe de la ducha o en un peine. Cuando eso ocurre, empezamos a mirarnos en el espejo para comprobar nuestro escaso cabello y nos preguntamos: ¿Por qué estoy perdiendo tanto pelo? ¿Son mis genes los causantes de que lo pierda?
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Exploremos los mitos y los hechos
A lo largo de las generaciones se han transmitido muchas historias sobre la calvicie, la mayoría de las cuales no se basan en hechos reales. Por ejemplo, no es cierto que el uso de sombreros, el exceso de champú y el exceso de testosterona provoquen la calvicie. Pero quizá el mayor mito de todos sea que la calvicie es culpa de la madre. Pero no la culpes a ella: la realidad es que la mayoría de las caídas de cabello pueden deberse a muchas causas diferentes, como:
- Enfermedades del sistema autoinmune o de la tiroides
- Altos niveles de estrés
- Deficiencias nutricionales
- Cambios hormonales tras el parto
- El ciclo de vida normal de los folículos pilosos, que entran en una fase de “reposo” (telógena).
En cada uno de estos casos, la caída del cabello suele ser temporal. Pero en la mayoría de los casos, la culpa es hereditaria. Y si tienes el gen de la calvicie, se trata de un proceso completamente natural y no se puede detener.
Se llama “alopecia androgénica”.
Más conocida como calvicie de patrón masculino o femenino, la alopecia androgénica es el tipo más común de caída del cabello. Se caracteriza por un retroceso lento de la línea de nacimiento del cabello y un adelgazamiento en la coronilla y, sí, se transmite por herencia. Pero, contrariamente al mito popular, puede heredarse tanto del hombre como de la mujer.
El patrón de la calvicie suele comenzar al principio de la edad adulta, cuando una hormona llamada dihidrotestosterona (DHT) empieza a afectar a los folículos pilosos. La DHT es un subproducto de la testosterona, la principal hormona sexual masculina, responsable del desarrollo de las características sexuales secundarias durante la pubertad. Y aunque la DHT desempeña muchas funciones esenciales -como ayudarnos a desarrollar masa muscular-, desgraciadamente es ahí donde radica el problema.
Si tienes predisposición genética a la calvicie, la DHT actúa sobre el ciclo vital de los folículos, haciendo que el pelo se encoja gradualmente y vuelva a crecer más despacio después de caerse. Con el tiempo, los folículos dejan de producir pelo por completo, lo que provoca calvas permanentes. Este proceso se acelera a medida que los hombres envejecen, e incluso las mujeres no son inmunes a sus efectos a medida que envejecen.
¿Cómo atenuar el impacto de la calvicie?
Desgraciadamente, la calvicie heredada genéticamente no tiene marcha atrás, pero hay algunas cosas que se pueden hacer.
- Considere los tratamientos reparadores. Si la caída del cabello se está agravando, tiene opciones, como la mesoterapia, que consiste en inyectar nutrientes directamente en el cuero cabelludo. Otra alternativa es someterse a injertos capilares (trasplantes), que consisten en tomar pelo de partes prósperas del cuero cabelludo y “plantarlo” en las zonas ralas, donde crecerá. Aunque técnicamente se trata de una cirugía menor, a muchos les parece una opción atractiva porque ofrece resultados a largo plazo.
- Descarta cualquier problema de salud que pueda provocar la caída del cabello. La caída repentina y excesiva del cabello puede ser un indicador de un problema mayor, como la alopecia areata, una enfermedad que hace que el propio sistema inmunitario ataque los folículos pilosos. Una tiroides poco activa (hipotiroidismo) y ciertas enfermedades que afectan al sistema reproductor también pueden estar relacionadas con la caída del cabello.
- Asegúrate de mantener una nutrición adecuada. Como cualquier otra parte del cuerpo, el pelo necesita los nutrientes adecuados para crecer. Una dieta a base de frutas, verduras, cereales integrales y proteínas magras debería aportarte todas las vitaminas esenciales que necesita tu cabello, así como ciertos minerales como el zinc. Si no puedes ingerir todos estos nutrientes a través de la alimentación, consulta a tu médico sobre la posibilidad de tomar suplementos.
- Reduce tu nivel de estrés. El estrés es el enemigo del cuerpo en muchos frentes, entre ellos el del cabello. El estrés excesivo provoca la liberación de grandes cantidades de hormonas que pueden dañar los folículos pilosos e incluso provocar el encanecimiento prematuro. El estrés crónico también provoca altos niveles de cortisol, una hormona asociada al aumento de peso.
- Utiliza champús de buena calidad para el cuidado del cabello. Para obtener los mejores resultados, elige champús con ingredientes naturales que nutran el cuero cabelludo y evita los que contengan perfumes u otros aditivos perjudiciales para el cabello. Los champús enriquecidos con nutrientes como la biotina (vitamina H) o el ácido pantoténico (vitamina B5) te ayudarán a mantener el cabello fuerte.
- Si ya has realizado todas las opciones anteriores, o buscas algo más efectivo y duradero contra la alopecia, optar por un injerto capilar es una gran opción.
Será con tu propio pelo, quitando un poco de la parte posterior para implantarlo en las zonas donde quieras, esto mediante la técnica FUE/DHI que quedará bastante natural.
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